Guerras modernas persas

La derrota de Irán se puede medir de dos maneras. La primera es restablecer la seguridad de Israel y llevar a cabo la destrucción militar de los agentes terroristas iraníes: Hamás, Hezbolá, los hutíes y otros. La segunda es lograr que Israel y Arabia Saudita vuelvan a encaminarse hacia la normalización de las relaciones, lo que supondrá la derrota definitiva para Irán. De todas las viles causas que llevaron al ataque de Hamás, el punto de inflexión estratégico se produjo porque Arabia Saudita e Israel estaban cerca de una normalización histórica de sus relaciones. Irán no lo soportó. El otoño pasado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman, mantuvieron negociaciones serias y discretas. El asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, escribió en su artículo en Foreign Affairs que el trabajo en pos de proyectos conjuntos de infraestructura y nuevas asociaciones entre Israel y sus vecinos árabes estaba "dando frutos". H ace un año, me arriesgué y comencé una guerra en Gaza con el ataque de Hamás que mató a casi 1.200 israelíes, incluidos más de 40 estadounidenses, y tomó más de 200 rehenes.