Vos ya sabés ser feliz

Vos ya sabés ser feliz. Sí, ya lo sabés. Porque miramos el mundo una sola vez, cuando somos niños. Después, perdemos el foco y lo único que nos queda es recuperar esa mirada. Por eso, decidí escribirte, para recordarte que no importan los miedos, las dudas y los temores que lleguen en la adultez; tus respuestas siempre van a estar en tu memoria. Escribo para que no dejes de mirar con atención. Mientras tanto, vos vas por la vida con calma, sorprendiéndote ante cada detalle que te cruces por el camino. Te veo inventando juegos, llenando de imaginación tus días, cantando sin vergüenza y pienso en todo lo que me estás diciendo sin hablar. Qué ilusos nosotros los adultos. Pensamos que tenemos la respuesta a todos los problemas. Cuando leas estos textos no vas a encontrar consejos. No. Yo no tengo nada para aconsejarte, vos ya sabés por dónde hay que caminar. Solo quiero recordarte, que las respuestas están ahí, en lo más profundo de tu corazón. Y cuando seas un adulto, desmemoriado y confundido, no te olvides de mirar hacia adentro. O hacia atrás.