Manos en la Sombra

Después de cumplir un año de cárcel en Serena, Santiago decide continuar con su plan inicial: rescatar a los cadetes que le arrebataron de la academia; durante unos días de ausencia y sintiéndose culpable de lo sucedido durante todos esos años, decide, sea como sea, localizarlos y rescatarlos de la locura de la guerra. Logra llegar al planeta embajada, donde con muchos problemas, dudas y desconfianza, termina por desvelar su secreta obsesión al asistente de la embajadora. Los coloniales de la embajada, sin apenas recursos, deciden organizar una expedición para buscarlos; sin embargo, no es nada fácil; tutelados por los uritas y saritas, necesitarán permisos, armas y una buena excusa para poder embarcarse en semejante aventura.