Thanks, Destiny

Digamos que sí, soy diferente. Me llamo Julia y voy a un instituto como cualquier otro, sin nada de especial. También hago cosas típicas de gente de mi edad; salir de fiesta, disfrutar, entrar en alguna pequeña depresión por cualquier drama... Todo normal, o al menos en mí. Después de perder de vista a mi madre hace ya nueve años he tenido que salir adelante con mi inexistente padre. ¿Inexistente? Sí, así es exactamente como llamaría a alguien que nunca está en casa. Eso hace que no le haya podido contar cosas tan sutiles como mi primera vez, o mi primer beso, o alguna que otra duda existencial que se crea en mi cabeza en las clases de ciencias. ¿Amor? Esa palabra se borró de mi diccionario hace un año, cuando me destrozó el que creí que era el amor de mi vida. Salí adelante gracias a mis amigas, por que sorprendentemente, tengo amistades. Ellas son las que impiden que me fugue a vivir la vida como mi madre. Me hablan de amores de película, ya que todos a nuestra edad sueñan con uno. Hacen que me entre curiosidad por saber cómo sería mi historia, seguramente dramática. Pero algo me dice que no estoy muy lejos de vivirla. ¿Soy la única con ganas de soñar con los ojos abiertos?